Los adultos en la época actual no tienen de qué preocuparse en relación con los signos de la edad, pues señales tales como las arrugas y líneas de expresión tienen una rápida, segura y efectiva solución: el botox.
El botox es una sustancia que tiene grandes usos estéticos y también en la salud, la cual fue descubierta a finales del siglo XIX, pero fue hasta la década de los 70 cuando su aplicación se relacionó con la belleza, ya que el optometrista Alan Scott, originario de San Francisco, utilizó la sustancia en el rostro de su paciente para detener un pestañeo incontrolable que presentaba. La compañía Allergan fue la que compró los derechos del descubrimiento al mismo doctor Scott en el año de 1987 y fue quien le dio el nombre comercial con que se le conoce en nuestros días.
Ha sido aprobado por distintas instituciones para uso en el ámbito médico y estético. En 1990 la Asociación de Medicamentos de Europa (EMEA) lo aprobó para ser empleado en el tratamiento contra tortícolis espasmódica. Diez años más tarde, en el 2000, la administración de fármacos y alimentos estadounidense, usa una variante de su componente activo para aliviar la distonia cervical. Y es en este mismo país donde dos años más tarde se aprueba su aplicación como tratamiento cosmético.
El componente activo del botox es la toxina botulínica tipo A, la cual es utilizada como medicamento para el tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas, gracias a que produce parálisis muscular, lo que se aprovecha para combatir diferentes padecimientos. El estrabismo, las distonías, el blefaroespasmo, las algias vertebrales, la migraña, la hiperhidrosis y la incontinencia urinaria en parapléjicos son algunos problemas de salud en los que esta neurotoxina es aplicada. Además tiene los ya conocidos beneficios cosméticos.
En el sector de la estética, es el aliado perfecto para la eliminación de las arrugas, con lo cual se evitan las cirugías y no existe dolor en la técnica. Otra ventaja es que sus efectos son de manera inmediata y su duración es de alrededor de seis meses, cuando se crean nuevas placas de unión neuromuscular que hacen que la neurotransmisión se reactive.
Representa la solución para las arrugas no sólo moderadas, sino también graves, las cuales se encuentran frecuentemente en la ceja o en la sien, alrededor de los ojos, entre las cejas, en el cuello o cerca de la boca, debido a los gestos comunes de fruncir el entrecejo o apretar los ojos. La facilidad del tratamiento se debe también a que no existen efectos adversos, por lo que reacciones alérgicas o náuseas no suelen presentarse tras la intervención. Asimismo es una excelente forma de prevenir futuros signos del paso del tiempo.
La manera en que el botox se introduce es por medio de inyecciones, las cuales deben ser mediante una aguja extrafina en el músculo que se desee, estos pierden su cualidad de contracción completamente luego de dos o tres días.
El área a tratar será la que determine el modo de la intervención. Por ejemplo, en la frente se aplican diferentes dosis en cada lado de la arruga, en el entrecejo se infiltra una dosis en los dos músculos, y en las arrugas de la sien, conocidas como patas de gallo, se hace un marcaje con la forma de un triángulo.
Como ya se había señalado, su aplicación es segura. Solamente pueden aparecer una ligera inflamación y hematomas de tamaño pequeño en el sitio donde se introdujeron las inyecciones; tanto la hinchazón como el cambio de color duran sólo unos pocos días.
A pesar de sus pocos riesgos y la seguridad de su empleo, no todas las personas son candidatas para someterse al procedimiento, pues pacientes embarazadas, en lactancia y personas con coagulopatias o en tratamientos anticoagulantes así como aquellas que presentan problemas inmunológicos no deben recibir inyecciones de botox.